El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó el informe que realizó de las últimas dos revisiones que realizó a la economía de Argentina. Esas revisiones o supervisiones deben ser cumplidas debido a la deuda que suscribió el expresidente Macri y que luego debió ser refinanciada mediante un nuevo préstamo en cuotas para pagar, a su vez, las cuotas del crédito. Periódicamente corresponde una revisión a los números de la economía que deben cumplir lo que el FMI «recomienda«: devaluación, reducir la inversión pública (que denominan gasto social), ajustar salarios y jubilaciones. Lo contrario a lo que hacen los países que se consideran «desarrollados».
Con la aprobación de las revisiones, que permitieron el último desembolso de dólares desde el FMI a la Argentina, se publicó este informe donde admitieron que el país tiene condiciones económicas que ameritaron que el acuerdo deba ser recalibrado debido a que «shocks externos» como la sequía dificultaron la concreción de los objetivos principales de acumulación de reservas y reducción del déficit primario.
Entre sus considerandos principales, el «Staff Report» del Fondo dice que espera una reducción del déficit fiscal, es decir, contraer o reducir la inversión en materia social, salarial y de obras públicas. Primer punto de la receta que el FMI le ofrece hace años a todos los países.
Y pidió además seguir el camino del alza de la tasa de interés, lo que significa adormecer más la economía porque se tomarán menos créditos, que serán más costosos para las personas y una mejor oportunidad para los actores concentrados de la economía que los ofrecen. En muchos casos, dar un crédito que la persona no podrá pagar es un negocio, difícil de entender.
Para aprobar la continuidad de Argentina en el programa de desembolsos que recibe, se debió «recalibrar» porque el país no cumplió con las metas fijadas anteriormente. No cumplir las metas lo deja a uno en zona de peligro porque se interrumpen los desembolsos como sucedió en la pasada oportunidad y el país quedó al borde de no poder pagarle al FMI. Quién sabe qué podría suceder si eso pasara. Argentina logró pagar, finalmente, con dólares comprados con préstamos de otros países y organismos que ahora devolvió.
No pagamos, pero el FMI aceptó la excusa de la sequía para sostener los desembolsos. «El programa se ha desviado como reflejo de la sequía histórica junto con retrasos en las políticas«, señaló el organismo en su informe dado a conocer hoy. También aseguró que la economía se contraerá, lógica conclusión de una política de reducción de la inversión pública en un contexto de crisis.
¿Qué tipo de inversión/gasto debería reducirse? Según el FMI solo se debe «proteger el gasto social y de infraestructura prioritario«. Definir las prioridades es realmente complejo en este escenario económico ue todavía recibe el efecto de la reciente devaluación.
Además aseguró el informe que «las autoridades se han comprometido a realizar mayores esfuerzos para actualizar las tarifas energéticas en línea con los costos y contener los salarios y las pensiones del sector público«. No hay dudas que esto impactará negativamente en las familias y los hogares argentinos.
Ellos esperan que «entre agosto y diciembre se contraigan aproximadamente un 11%» la inversión. Un número alto. La propia directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, señaló esto. Para «control de gasto» debe haber medidas para «actualizar las tarifas de la energía y contener los salarios públicos y las pensiones, sin dejar de proteger el gasto prioritario en programas sociales y en infraestructura«.
«Contener» es una forma de decir para «bajar» o «no aumentar», que en un contexto de inflación es claro el significado. Este expreso pedido podría explicar las razones por la cual el paquete de medidas económicas que estaría por anunciarse para mejorar la situación de la población tras la devaluación no se han anunciado todavía.
Previsiones del FMI para el segundo semestre
«Estas medidas están complementándose con aumentos temporales de los impuestos sobre la compra de ciertos bienes y servicios en moneda extranjera con el fin de ayudar a compensar la pérdida de ingresos de exportación a causa de la sequía«, aseguró
Por otra parte, el Fondo manifestó que «las tasas oficiales se mantendrán positivas en términos reales para apoyar la demanda de pesos y abordar la alta inflación. Además, la política monetaria seguirá siendo un instrumento clave para contener las presiones del mercado, con intervenciones en paralelo y los mercados de futuros de divisas«.
En materia de financiamiento, el organismo advirtió que «se mantendrá un enfoque proactivo para seguir movilizando financiación neta de manera de salvaguardar la sostenibilidad de la deuda y evitar la acumulación de vulnerabilidades«.
Y añadió que «las compras del Banco Central en el mercado secundario de bonos se limitará a mantener el funcionamiento normal del mercado. La política fiscal, junto con los esfuerzos por movilizar financiación interna y externa, debería ayudar a evitar financiación monetaria del déficit en el futuro y apoyar el necesario fortalecimiento del balance del BCRA«.
Asimismo, el FMI destacó que «a pesar de la sólida demanda interna durante el primer semestre de 2023, se prevé que el PIB real se contraiga un 2,5% este año debido al impacto mayor de lo previsto de la sequía y a políticas macroeconómicas más estrictas durante el resto del año«.
La inflación se espera que alcance el 120% interanual para fines de 2023, aunque esto dependerá en gran medida de la evolución del traspaso del tipo de cambio a los precios y la implementación de políticas, se precisó.
En términos de actividad económica, el organismo resaltó que «si bien la sequía histórica ha provocado pérdidas mayores a las esperadas en la producción agrícola, las exportaciones y los ingresos fiscales, la actividad no agrícola ha mostrado resiliencia, lo que refleja una demanda interna sólida«.
Además, señaló que la balanza comercial mejorará gradualmente durante el resto de 2023, también respaldada por mejoras en el balance energético tras la finalización de la primera fase del el gasoducto.