La situación económica de Argentina palidece. El gobierno nacional realiza denodados esfuerzos enfocados en la captación de dólares que vengan de impuestos a los productos exportados. La sequía no ayuda y no parece que el panorama fuera bueno: la semana pasada la inflación marcó el 7,7%. Esto lleva a diferentes análisis, entre ellos los que sostienen que las posibilidades de bruscos saltos económicos aumentan.
Guillermo Moreno resumió la situación recomendando a los empresarios que cuiden lo que tienen. De esa manera expresó la posibilidad de medidas como una devaluación. Fue entrevistado por el periodista Tomás Méndez en su programa radial. Moreno comparó la actual crisis con la vivida en 2001 y anticipó la posibilidad que se produzcan serios sobresaltos. Enumeró problemas graves: la desocupación y la pobreza, que calculó por medio del impacto de la inflación del último trimestre. El exsecretario de Comercio se despidió: «Chau, cuidá tu patrimonio».
El periodista Raúl Dellatorre, que no necesariamente comparte la mirada económica de Moreno, fue otro de los que advirtió la situación imperante. En el programa de AM 530 que conduce Daniel Tognetti, se habló de la posibilidad que el gobierno pierda el control de la situación. Podría estar de esta forma al borde del abismo. Cuando preguntaron por qué sería el abismo, el economista Juan Valerdi, también invitado al programa respondió: «es eso que le dan a la gente de probar para que acepte cualquier cosa después de eso».
La discusión da cuenta que desde diferentes puntos de vista se advierte sobre mismas situaciones a futuro. Nuestro país tiene una larga historia con crisis económicas. La última de gran data es la de 2001. Desde 2003 el país tuvo un ciclo económico de crecimiento y desendeudamiento que duró hasta 2014 y que comprendió el pago de toda la deuda al FMI. El cambio de gobierno en 2015 llevó al presidente electo Mauricio Macri a la posibilidad de acceder a un crédito que pagarán las generaciones siguientes y que hasta el momento no se pudo determinar en que fue invertido.
Fue el crédito más grande otorgado en la historia del FMI a un país sin pedirle precisiones en qué iba a usarlo. Para hacerlo posible incluso se saltearon las reglas del propio Fondo Monetario y hasta las autoridades del Fondo vincularon la decisión de otorgar el crédito a razones de orden político, para respaldar el gobierno de Macri ante el proceso eleccionario que terminó perdiendo. Desde aquel año comenzó un ciclo económico de signo inverso, decreciente, en los que la supervisión del Fondo Monetario condicionó las posibles respuestas del gobierno a la situación.
El actual escenario político está dominado por un escenario electoral ultracomplejo a nivel nacional. No solo involucra la doméstica situación de definir candidaturas con una vicepresidenta que podría ser inhabilitada a ocupar cargos públicos en medio de las elecciones y una alianza opositora que amenaza con romperse. El FMI seguirá supervisando cada trimestre el desempeño económico y exigirá:
–menos inversión en seguridad social (ingresos de emergencia, actualización de asignaciones, bonos, programas de acceso a derechos)
-permisos y posibilidades para trabajar conjuntamente con el gobierno estadounidense en áreas estratégicas (para EEUU): venta de equipamiento militar a la Argentina, intercambio de información, presencia de tropas estadounidenses en territorio argentino.